Mientras el equipo de los Albinegros de Orizaba continúa aferrado a la llegada no de un solo milagro, sino de toda una serie de ellos buscando una calificación entre de portento y mágica, encendiendo veladoras en los altares de todos los santos habidos y por haber, inclusive hasta de aquellos que fueron descontinuados hace ya largo tiempo, el representativo de los Tiburones Rojos del Veracruz ahora llevando encima a todo un orfelinato o casa cuna yendo a cubrir la última fecha del torneo Bicentenario de la Liga de Ascenso a la zona de los también eliminados Dorados, sólo buscará siquiera sumar algo para evitar quedar inclusive en el propio penúltimo escalón de la clasificación general, si cuadros como el Atlante UTN y los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara sacan adelante sus postreros compromisos.
Es decir, se está escribiendo ya el epitafio totalmente diferente de los dos equipos veracruzanos que llevando un distinto pendón, ambición y determinación, vaya que si dentro de los casos ya establecidos deportivamente hablando tanto de Albinegros como de Tiburones Rojos, establecieron una diferencia abismal casi del tamaño de distancia de la tierra a la luna y eso viajando de aventones.
Por lo pronto Orizaba, que dentro de esas situaciones paradójicas que tiene la vida le toca su descanso obligatorio en la última jornada de la campaña regular, estando situado en el octavo sitio empatado en puntos con Cruz Azul Hidalgo, sólo le queda esperar que aparte de los ya referidos cementeritos, también el equipo de los Corre Caminos de la Universidad Autónoma de Tamaulipas no sumen puntos dentro de sus partidos a librar esta misma semana, en donde los ahijados de Dante Siboldi estarán recibiendo a los Alacranes de Durango, mientras los naranjas harán lo propio con los Pumas Morelos, agregando el hecho de que los freseros del Irapuato no deben de ganar dentro de su duelo recibiendo a Tijuana para que dentro de ese pleno amalgamiento de resultados los de Pluviosilla forjen una impresionante y milagrosa hazaña.
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