martes, 9 de febrero de 2010

CUENTA REGRESIVA

Colocada una vez la primera trabe del tan comentado estadio de Orizaba, quedó también activado el cronómetro imaginario que indicará la cuenta regresiva para que por fin, el equipo de Albinegros juegue en su propia casa, y al mismo tiempo para que la afición de Pluviosilla, famélica de triunfos y tardes históricas como las de un ayer cada día más lejano, tenga por fin un templo donde desahogar su feligresía al deporte del cual se presume ser cuna en México.

La tarde del jueves fue diferente a otras, porque donde hubo oficinas y maquinarias de la fábrica de Coolapan, que todavía recuerdan los hombres y mujeres mayores y no tan mayores, quedaron libres espacios sobre los cuales se irán colocando los millones de dólares con la intención de que en noviembre sea inaugurado, en un partido de los Albinegros contra un equipo de los grandes, como América o Chivas.

A escasos metros de Cocolapan se asomaban las construcciones de la empresa cervecera que al tiempo de lanzar sus bocanadas al cielo abrazado por la neblina, hacía a muchos recordar que algunas décadas atrás, sobre su espacio, albergó el estadio Moctezuma, escenario donde se fraguó la leyenda del equipo del mismo nombre, campeón de campeones en 1947, y donde el Albinegros de Orizaba ascendió de Tercera a Segunda División de forma invicta en 1972.

Precisamente equipos como América y Chivas estuvieron en ese escenario, encumbraron al balompié orizabeño en tiempos donde los héroes vestidos de camisa en albo y pantaloncillo negro tenían nombre y apellido pero sobre todo, en la mayoría de los casos, un mismo lugar de nacimiento: Orizaba.



Todavía existen añejos aficionados que se trasladan al puerto jarocho para apoyar a sus albinegros y que estuvieron presentes en Cocolapan, con la intención de que una vez construido el nuevo estadio, asistan para apoyar, tal y como lo hicieron en el viejo Moctezuma.

La industrialización y el obvio paso del tiempo hizo que aquel estadio se convirtiera en ampliación de la empresa cervecera, y que los instantes allí gozados pasen a formar parte única y exclusivamente de los que algún día conocieron su césped.

Con el escudo de Albinegros ya colocado sobre una torre mirando desde adentro de los terrenos que sirvieron para una fábrica, de la cual ya no queda más que el recuerdo, la afición espera que se cumpla el sueño de tener un estadio, sueño que además tendrá que ser cimentado con un equipo que soporte el peso de cargar con la ilusión de más de un centenario de historia de futbol en la ciudad.

Mordidas caninas

No hubo venganza de paisano y Albinegros no únicamente fue incapaz de cobrar la afrenta que Tijuana hizo a Veracruz, sino que además fue vapuleado con cuatro mordidas letales y fatales, provocadas por los Xoloitzcuintles, que sobre todo, debieron haber maltratado el estado de ánimo de un conjunto que parecía tener claro a lo que jugaba.

Orizaba tiene ahora la mira en Mérida, equipo al cual le ganó el torneo pasado cuando los yucatecos todavía ostentaban el título de campeones. Los chayoteros no pudieron redondear una semana en la que habían conseguido su primer triunfo y en la que habían sido testigos del inicio de trabajo para la construcción de su estadio.

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